Cooperador Paulino - Mons. Cecilio Raúl Berzosa

A principios del pasado mes de abril, la Santa Sede publicó, a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la declaración Dignitas infinita, sobre la dignidad del ser humano. Nuestro colaborador Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, obispo emérito de Ciudad Rodrigo, nos ayuda a comprender el rico contenido de la citada Declaración en diez preguntas y respuestas.

 1. ¿Por qué el papa Francisco ha deseado que se publique esta Declaración sobre la dignidad humana?

Con motivo del LXXV aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos (1948), el Dicasterio de la Doctrina de la Fe publicó esta Declaración, en el mes de abril del año 2024, con firma del papa Francisco. Se llevaba trabajando en ella desde el año 2019. Su Santidad ha querido que se publique esta Declaración para llamar la atención de todos sobre la infinita dignidad de la persona humana.

2. ¿Cuál es el principal mensaje en cada una de las cuatro partes en las que se divide?

En las tres primeras partes, la Declaración recuerda los principios fundamentales y doctrinales para aclarar y evitar las confusiones que se producen en el uso del término «dignidad». En la cuarta parte, presenta algunas situaciones actuales en las que no se reconoce adecuadamente la dignidad que corresponde a todo ser humano

3. ¿Por qué era necesaria esta Declaración sobre la dignidad humana?

La denuncia de estas graves y actuales violaciones de la dignidad humana era necesaria, porque la Iglesia está profundamente convencida de que no se puede separar la fe de la defensa de la dignidad humana, ni la evangelización de la promoción de una vida digna, ni la espiritualidad del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos.

4. ¿Por qué se habla de «infinita» dignidad humana?

Así adjetivó el papa san Juan Pablo II la dignidad humana en un encuentro con personas que sufrían ciertas limitaciones o discapacidades, donde quiso dejar patente cómo la dignidad de todos y cada uno de los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o de las características de vida concretas que tenga cada persona.

5. ¿Qué es lo más original de esta Declaración del Papa?

Resulta muy original e innovador que se hable de cuatro maneras de entender la dignidad humana: dignidad ontológica (la que tiene la persona en cuanto tal), dignidad moral (el ejercicio de la libertad), dignidad social (condiciones dignas de vida de la persona) y dignidad existencial (posibilidad real de una vida realizada).

 6. ¿Cómo habla la Biblia de la dignidad humana?

En la Biblia, el fundamento de la dignidad humana se encuentra en que, el hombre y la mujer, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (Gén 1,26-27); el mismo Dios del Éxodo ve la esclavitud de su pueblo y lo libera (Éx 3,7) y los profetas denuncian todas las injusticias que van en contra de la dignidad humana. Jesús, por su parte, rompió las barreras sociales, culturales y del culto, devolviendo la dignidad a los «descartados» y a los considerados al margen de la sociedad. El apóstol Pablo nos invita a vivir según las exigencias de nuestra dignidad (cf. Rom 13,8-10) y según el mandamiento nuevo de la caridad (cf. 1Cor 13,1-3).

7. ¿Cómo y dónde habló el Vaticano II de la dignidad humana?

El concilio Vaticano II fundamentó y reafirmó dicha doctrina en Dignitatis humanae. Desde entonces, la Iglesia continúa anunciando, promoviendo y garantizando la dignidad humana desde tres claves fundamentales: somos imagen de Dios, Jesucristo ha elevado dicha dignidad humana y nuestro destino de plenitud es la unión con Dios. ¡La más alta dignidad a la que estamos llamados!

Por su parte, el papa Francisco, en la encíclica Fratelli tutti, subrayó que esta dignidad humana existe «más allá de toda circunstancia», e invitó a todos a defenderla en cada contexto cul ural y en cada momento de la existencia de la persona, independientemente de cualquier deficiencia física, psicológica, social o incluso moral que pueda tener. En este sentido, la Declaración se esfuerza por mostrar que estamos ante una verdad universal que todos debemos reconocer como una condición fundamental para que nuestras sociedades sean verdaderamente justas, pacíficas, sanas y, en definitiva, auténticamente humanas.

 8. ¿Por qué la Iglesia del siglo XXI está comprometida en la lucha por la dignidad humana?

Porque la dignidad es la base y el fundamento de los derechos y deberes humanos. Por eso, la Iglesia lucha por la liberación integral de las personas y de los pueblos; por la liberación de todas las ataduras físicas y psíquicas, sociales y morales. Sin olvidar que somos «seres relacionales» y que todos somos corresponsables unos de otros.

 9. ¿Cuáles son algunas de las violaciones actuales de la dignidad de la persona?

La Declaración, sin ser exhaustiva, enumera expresamente en los números del 36 al 69, las siguientes violaciones: el drama de la pobreza, la guerra, el trabajo de los emigrantes, la trata de personas, los abusos sexuales, la violencia contra la mujer, el aborto, la maternidad subrogada, la eutanasia y el suicidio asistido, el descarte de las personas con discapacidad, la teoría del género, el cambio de sexo y la violencia digital. Invitamos a los lectores a que lean directamente lo que la Declaración afirma y cómo lo fundamenta. Es como un diccionario abreviado y resumido de la doctrina social de la Iglesia.

 10. ¿Cuál es el objetivo principal de esta Declaración?

Es una llamada, clara y urgente, al respeto de la dignidad de la persona humana, más allá de toda circunstancia. El papa Francisco está muy cerca de todos aquellos que luchan y defienden, incluso con el precio de su vida, los derechos de los que no cuentan y están descartados. Y nos hace una llamada: «A cada persona de este mundo le pido que no olvide su propia dignidad, esa que nadie tiene derecho a quitarle». ¡Cada persona es un don de Dios y por eso es sagrada!

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