Reactivar la pastoral parroquial
El pasado 20 de julio, la Congregación de la Santa Sede para el Clero, dio a conocer la Instrucción titulada: «La conversión pastoral de la comunidad parroquial para el servicio de la evangelización de la Iglesia» promulgada el 29 de junio, solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo.
Firma el interesante documento, de once capítulos subdivididos en 123 números, el Prefecto del citado organismo vaticano, el cardenal Beniamino Stella. Su finalidad es una clara «invitación a las comunidades parroquiales a salir de sí mismas, ofreciendo instrumentos para una reforma, incluso estructural, orientada en un estilo de comunión y de colaboración, de encuentro y de cercanía, de misericordia y de solicitud por el anuncio del Evangelio» (n. 2). Y para que ello sea posible, «se requiere que en las comunidades cristianas se adopte una decidida opción misionera “capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda la estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual, más que para la autopreservación”» (n. 5).
En este contexto, se recuerda que la parroquia tiene un largo recorrido histórico y que «ha tenido desde los inicios un rol fundamental en la vida de los cristianos y en el desarrollo y en la acción pastoral de la Iglesia; ya en los escritos de san Pablo se puede entrever la primera intuición de ella» (n. 6). Pero el paso del tiempo y los numerosos y profundos cambios que se han dado, en todos los órdenes de la vida, obligan a un necesario discernimiento y a una inevitable actualización de la comunidad parroquial. Por eso prosigue afirmando el documento que «hoy se advierte que tales variaciones culturales y la cambiante relación con el territorio están promoviendo en la Iglesia… un nuevo discernimiento comunitario, “que consiste en ver la realidad con los ojos de Dios, en la óptica de la unidad y de la comunión”» (n. 10).
Prosigue la Instrucción refiriéndose detenidamente, entre otros temas, a los criterios para la renovación de la parroquia y de otras divisiones internas de las diócesis, a la conversión de las personas y de las estructuras y a los diversos agentes y ministerios de la acción parroquial.
Tarea tenemos en España, con nuestras 70 diócesis y las casi 23.000 parroquias, para ponernos en marcha sin pérdida de tiempo.
-Padre Antonio Maroño Pena, ssp