Conocerse a uno mismo y su entorno

Proyecto personal
Por José Ignacio Pedregosa, SSP

En nuestro anterior número del Cooperador Paulino, tuvimos un primer acercamiento al Proyecto Personal de Vida, desde el punto de vista de qué es y la importancia del mismo, dentro del proceso de acompañamiento vocacional.

Como paso previo a su elaboración, es imprescindible que, el acompañado tome conciencia de su propia persona, de la realidad en la que vive y de la situación en la que se encuentra en la actualidad.

Para ello, vamos a servirnos de una herramienta, utilizada en el campo del desarrollo personal, que pude resultarnos de utilidad: es el llamado «análisis FARO», desarrollado por María Francia Utard.

FARO es el acrónimo que se forma a partir de las palabras: fortalezas, áreas de mejora, retos y oportunidades. El faro, además, es el lugar desde el que se emite una potente luz que orienta a los barcos para poder llegar a puerto de una manera satisfactoria. Tomándolo como metáfora, este análisis puede ayudar al acompañado a esa toma de conciencia de la realidad y de su situación personal, impulsándole a «llegar a buen puerto», en el itinerario de su discernimiento vocacional; sobre todo en lo que respecta al estado de vida o al «lugar» que se ha de ocupar en la Iglesia y en la sociedad.

Análisis FARO

El ejercicio consiste en ir desgranando en una plantilla, o simplemente en una hoja de papel, la respuesta a una serie de preguntas que, como decíamos al principio, nos ayuden a saber cuál es nuestra realidad y en qué situación nos encontramos.

Fortalezas

Las fortalezas son aquellas habilidades, recursos, conocimientos, capacidades que la persona tiene y que pueden ayudarle en su discernimiento y opción vocacional. Algunas preguntas que podrían ayudar al acompañado a darse cuenta de las mismas podrían ser: ¿Qué es lo que se me da mejor? ¿Qué actividades se me dan bien? ¿En qué destaco? ¿Qué es lo que me apasiona?

Áreas de mejora

Nuestras áreas de mejora hacen referencia a nuestras limitaciones, obstáculos personales y actitudes negativas que pueden bloquear nuestro desarrollo personal o impedirnos discernir con un mínimo de claridad. Preguntas que pueden ayudarnos son: ¿En qué facetas de mi vida tengo que realizar algún cambio? ¿Qué actitudes personales tendría que cambiar? ¿Qué debería cambiar para que mi seguimiento de Cristo fuera más auténtico? ¿En qué puedo mejorar?

Retos

Los retos son aquellas situaciones o características de la vida que para nosotros podrían suponer un desafío o dificultades a las que hemos de enfrentarnos en el seguimiento de Jesús. Preguntas que nos podríamos hacer son: ¿Qué aspectos o situaciones externas a mí mismo me impiden desarrollar mi vocación? ¿A qué obstáculos tengo o tendría que enfrentarme? ¿Qué problemas tendría que superar?

Oportunidades

Las oportunidades se refieren a todos aquellos factores externos, situaciones, personas, etc., que pueden ayudarnos a responder a nuestra vocación personal. Y vamos con las preguntas que podemos proponerle al acompañado: ¿Qué circunstancias y situaciones, personas pueden ayudarme en mi discernimiento vocacional? ¿Con qué recursos o medios cuento?

El análisis FARO es una ayuda para poder elaborar nuestro Proyecto Personal de vida, pero sería un recurso inútil si no nos lleva a ponernos en acción. Por eso, es importante que el acompañado descubra de qué forma va a utilizar sus dones personales en beneficio de los demás y de la Iglesia; de qué manera va a intentar superar los retos que le salen en el camino; cómo va a mejorar en las facetas que crea necesarias; cómo va a aprovechar las oportunidades que se le presenten.

En el próximo número de nuestra revista daremos pautas concretas para elaborar el Proyecto Personal de vida.

José Ignacio Pedregosa, SSP

Religioso de la Sociedad de San Pablo

Coordinador, Centro Bíblico SAN PABLO