«LA PERSECUCIÓN ES CONTRA CUALQUIER CRISTIANO VERDADERO»
(Nicolaos Matti Abd Alahad, arzobispo de la Iglesia siria ortodoxa de Antioquía)
Por Victoria Luque
El 7 de febrero pasado tuvo lugar en la cripta de la Catedral de la Almudena un acto bastante singular, pues invitado por la Asociación católica Amistad en Cristo, hacia un nuevo Amanecer, el arzobispo ortodoxo sirio Nicolaos Matti Abd Alahad concelebró la eucaristía junto al P. José Antonio Iniesta y el P. Carlos Melero; entre los feligreses se hallaba una parte de la comunidad ortodoxa siria en Madrid –en total, son unas 100 familias las que se encuentran residiendo en la capital de España–. El acto resultó muy emotivo, entre otras cosas porque el Padrenuestro se cantó primero en castellano y después, por parte de la comunidad siria allí presente, en arameo, la lengua originaria de Jesús. Resultaba sorprendente constatar la seriedad, contención y madurez cristiana de esta comunidad siria, formada por refugiados que han abandonado su país como consecuencia de la guerra y la persecución religiosa.
Tras quince años de guerra, el futuro es bastante incierto para los cristianos sirios, pero no menos incierto para los de Irak, Irán, Egipto, Pakistán, China, Nigeria, India, Afganistán… países donde el cristiano sale de su casa por la mañana, pero no sabe si volverá a pisarla por la noche. Se calcula que 260 millones de cristianos en todo el mundo son perseguidos por causa de su fe. Muchos hablan de un verdadero genocidio en Oriente Medio. Obispos asesinados o encarcelados, iglesias incendiadas, disparos a los cristianos que se hallan en misa, amenazas, intimidaciones, desapariciones… por parte de los radicales fanáticos musulmanes. Esto ha hecho que gran parte de la población cristiana de la zona haya buscado asilo en Jordania, Siria, Turquía, Líbano y Egipto; algunos se han asentado en Europa, y en concreto, en España. Es la Iglesia sufriente, acrisolada bajo el secuestro, los asesinatos, los abusos y la persecución. Los cristianos perseguidos tienen mucho que enseñarnos a los cristianos de Occidente. Por eso, merece la pena escuchar a este arzobispo sirio, quien en su homilía dijo cosas tan impactantes, como estas:
Nicolaos Matti Abd Alahad, arzobispo de la Iglesia siria ortodoxa de Antioquia
«Cualquiera de nosotros, hermanos, puede caer en la desesperanza al sufrir el rechazo, igual que le ocurrió a Nuestro Señor Jesucristo que también fue rechazado por su pueblo… pero como dice san Pablo, “nuestro Dios no nos dio un espíritu de desesperanza sino de fortaleza”; y para animar a sus discípulos, Jesús los envía de dos en dos, porque es una gracia trabajar juntos, en comunión. Los envía, y les dice: Si entráis en una casa y os aceptan, quedaos en esa casa, si no, hasta el polvo de las sandalias dejad allí. Es decir, al entrar en cualquier casa damos el saludo, y si son hijos de paz, recibirán nuestra paz, y si no, esta paz volverá a nosotros. Hermanos, nos persiguen en el día de hoy, de ayer, de mañana, ¿por qué? Porque somos cristianos. ¿Y la persecución es contra los cristianos de Oriente Medio? No, es contra cualquier cristiano verdadero. El diablo siempre urde sus trampas, el diablo siempre quiere alejarnos de nuestra fe. Hermano, no me digas que eres cristiano, que eres practicante, sino muéstrame tus obras. Por tus obras quedará manifiesta tu fe. Recíbeme como un hermano en Cristo; cuando te doy la paz, recíbela de corazón, que no vuelva a mí».
«Cualquiera de nosotros, hermanos, puede caer en la desesperanza al sufrir el rechazo, igual que le ocurrió a Nuestro Señor Jesucristo que también fue rechazado por su pueblo… pero como dice san Pablo, “nuestro Dios no nos dio un espíritu de desesperanza sino de fortaleza”».
La Catedral de la Almudena de Madrid. El 17 de febrero 2019 tuvo lugar en la cripta de esta catedral la eucaristía concelebrado por el arzobispo ortodoxo sirio Nicolaos Matti Abd Alahad, el P. José Antonio Iniesta, y el P. Carlos Melero.
Y prosigue: «Enlacemos esto con lo que ha pasado con nuestros hermanos en Oriente Medio… no por miedo hemos llegado a otros países, sino que cuando alguien no nos quiere y niega nuestra paz, nuestro saludo, entonces hasta el polvo dejamos allí… Tenemos que buscar la voluntad del Padre, sabiendo que como cristianos no tenemos un lugar fijo para vivir. Recuerdo ahora un canto de nuestra Iglesia de Oriente Medio, que dice: “Yo no soy más que un extranjero en este mundo, porque mi verdadera casa está en los cielos”. Por eso lo dejamos todo y hemos llegado aquí, dimos la paz, y estamos esperando, viviendo, porque las cosas para el cristiano se van, pero el amor verdadero viene de la paz de Jesucristo. Hermanos, tenemos el amor verdadero de Nuestro Señor, tenemos la paz de Dios dentro de nosotros, para que podamos continuar nuestra vida como cristianos».
«No por miedo hemos llegado a otros países, sino que cuando alguien no nos quiere y niega nuestra paz, nuestro saludo, entonces hasta el polvo dejamos allí…»
Por último, este arzobispo con vocación misionera («debajo de estos ropajes, hay un misionero», me dijo) hace referencia a las palabras de san Juan Pablo II: «El cristianismo tiene dos pulmones, oriente y occidente. Y el pulmón de occidente tiene que cuidar del de oriente, y viceversa», señalando así la importancia de la comunión de las Iglesias de Occidente y de Oriente.