El Proyecto Personal de Vida es un instrumento de ayuda que nos permitirá trazar un itinerario, en el cual definimos un objetivo que queremos alcanzar, las «herramientas» con las que contamos y las actividades que vamos a realizar.
Siguiendo con nuestra serie de artículos acerca de la animación vocacional, y tratando de ofrecer al animador herramientas que le ayuden en su ministerio, vamos a dedicar algún artículo al Proyecto Personal de Vida. Queremos ofrecer en los mismos una serie de pautas, consejos o recomendaciones que sirvan para acompañar a la persona en discernimiento a elaborarlo.
¿Qué es el Proyecto Personal de Vida?
El Proyecto Personal de Vida es un instrumento de ayuda que nos permitirá trazar un itinerario, en el cual definimos un objetivo que queremos alcanzar, las «herramientas» con las que contamos y las actividades que vamos a realizar.
¿Es necesario un Proyecto Personal de Vida?
Desde mi humilde punto de vista, si no queremos ir por el mundo dando palos de ciego, arrimándonos al sol que más calienta y desorientados, elaborar un Proyecto es imprescindible. Él nos ayudará a ir orientando nuestra vida hacia lo que para nosotros es verdaderamente importante.
¿También en el aspecto vocacional?
También. No cabe duda que, dentro del acompañamiento vocacional, el Proyecto Personal de Vida nos ayudará a clarificar una serie de aspectos personales que son imprescindibles en el discernimiento vocacional: ser conscientes de la propia situación personal (autoconocimiento), ser claros respecto a la orientación que el acompañado quiere dar a su vida y poner orden en ella, tomar las riendas acerca de cómo desea que vaya desarrollándose su día a día, cómo quiere proyectar el futuro y qué pasos va a ir dando para descubrir su propia vocación.
Acompañamiento vocacional y Proyecto Personal de vida están íntimamente unidos.
Dando los primeros pasos
Debe quedar claro al acompañante, que el acompañado es el protagonista de su historia. El papel de quien acompaña es el de ser compañero de camino. Recordad las características que apuntábamos en nuestro artículo del número anterior.
El acompañado debe ser consciente de la importancia y seriedad del Proyecto Personal de Vida. Este va a ser una herramienta de ayuda en su propio discernimiento vocacional; pero que, desde el primer momento, le va a comprometer consigo mismo, con la comunidad eclesial y con Dios.
Hemos de saber elegir el momento adecuado para hacer la propuesta de elaboración del Proyecto Personal de Vida: una sesión de acompañamiento, una convivencia, un retiro, unos ejercicios espirituales.
El Proyecto Personal de Vida ha de ser plasmado por escrito. Tenerlo escrito nos ayudará a volver sobre él a menudo, a poder evaluarlo y acomodarlo a las circunstancias, corregirlo cuando sea necesario y a poder visualizarlo en cualquier momento.
En los siguientes números de nuestra revista iremos dando una serie de orientaciones concretas para elaborar el Proyecto Personal de Vida.