La Semana de oración es una invitación a unir las recíprocas voces orantes y las propias acciones encaminadas a realizar el designio de Dios para con su pueblo, el deseo de Cristo de que haya «un solo rebaño bajo un solo pastor».

La reflexión pastoral, encomendada al movimiento ecuménico de los pueblos caribeños, está tomada del libro del Antiguo Testamento del Éxodo, en particular del «cántico del mar» (Éx 15,1.21), entonado por Moisés y Miriam, narrando los acontecimientos que acompañaron el camino del pueblo de Dios desde la esclavitud a la liberación y redención.

Muchos de los problemas que afligen a las poblaciones caribeñas son herencia del pasado, a menudo exacerbadas por el colonialismo. Es un compromiso para las Iglesias locales, para los movimientos ecuménicos, para cada cristiano y, en su conjunto, para toda la Iglesia reflexionar, orar e implicarse para que el pueblo del Caribe -y, juntamente con él, todos los pueblos que viven realidades semejantes- vean realizado el camino de la liberación.

En la Semana de oración nos dejaremos guiar e implicarnos, día a día, por los textos bíblicos. Nos podrán servir de guía estos breves pensamientos:

  1. Amar al extranjero coa nosotros mismos. La memoria del destierro nos debe espolear a amar, a cuidar de la familia y de la sociedad.
  2. Nadie puede ser considerado y tratado como esclavo, porque todos hemos sido creados a semejanza de Dios. Por consiguiente, poner fin a la plaga del tráfico de seres humanos. Es encomiable el empeño de las Iglesias reformadas en la denuncia y en la formación de sus comunidades.
  3. Si hemos sido creados a semejanza de Dios, el cuerpo es templo del Espíritu Santo; por lo tanto, a nadie le es lícito buscar el escándalo; a todos incumbe el deber de extirpar la pornografía desde su misma raíz.
  4. En muchas naciones está extendido el fenómeno de los abusos sexuales (incluso en el ámbito familiar), de las varias formas de criminalidad, de los homicidios, de los suicidios y de las autolesiones. La violencia es un problema que las Iglesias deben afrontar mediante la denuncia, la información y el trabajo formativo.
  5. El Señor camina delante de nosotros, sostiene al que se va a caer, responde al grito de quien lo invoca. La iniciativa de la Conferencia de las Iglesias del Caribe en favor del pueblo mediante redes de radio internacional, es una espléndida invitación a actuar escuchando la voz de quien pide ayuda.
  6. Dios muestra preferencia por los pobres. Y Jesús amonesta contra el peligro de la codicia. Conscientes de la común fraternidad en Cristo, debemos defender al pobre y del explotado, y ser promotores de una justicia económica para todos.
  7. La familia es de capital importancia para la protección y el crecimiento de los niños. En el Caribe -pero no sólo en el Caribe- la familia sigue padeciendo de varios tipos de esclavitud. Las Iglesias locales están invitadas a garantizarles apoyo educativo, económico, moral, espiritual.
  8. El último día del Octavario recuerda que el Señor reúne a los dispersos de los cuatro ángulos de la tierra. E invita al pueblo de la Alianza a tratar de ser una comunidad reconciliada. Sólo un pueblo y una Iglesia reconciliados están en grado de transmitir aquella paz que se alberga en los corazones de todos los que saben superar las barreras divisorias y saben acoger a todos como hijos de Dios, hermanos y hermanas en Cristo.

El caribe

El Caribe es una región conformada por el mar Caribe, sus islas y las costas que rodean a este mar. La región se localiza al sureste del América del Norte, al este de América Central, y al norte de América del Sur.

 

 

 

Un retrato popular de la región del Caribe: la isla de San Andrés, perteneciente a Colombia, en el mar Caribe.